Todo según lo previsto. Después de meses de espera y rumores, y tras el aplazamiento de la presentación, prevista inicialmente en el Mobile World Congress 2017 de Barcelona, Samsung ha desvelado finalmente el nuevo Galaxy S8 y la variante S8 Plus. Son dos smartphones con pantallas gigantes, que los coreanos han logrado enmarcar en un cuerpo de aluminio que todavía cabe en tu bolsillo, y también fácilmente en la mano del usuario.
El truco radica en la ausencia de marcos en los lados, y en la reducción al mínimo de los bordes de arriba y abajo, de modo que el botón de inicio ya no es un botón físico, sino un sensor de presión integrado bajo el cristal. De esta manera, la pantalla del Galaxy S8 puede llegar a ocupar casi toda la parte frontal del teléfono, con una gran relación de aspecto de 18,5:9 que mejora las fotos panorámicas y la grabación vídeo y además permite tener espacio suficiente para colocar dos aplicaciones al mismo tiempo, ya sea de forma vertical como horizontalmente.
Para dar cabida a tanta pantalla, el sensor de huellas digitales se ha trasladado a la parte de atrás, al lado de la cámara. Samsung no sólo ofrece la huella dactilar como método de desbloqueo, pues con el S8 también soporta el reconocimiento biométrico, con la opción de elegir entre el escaneo de iris y el reconocimiento facial. Los nuevos smartphones también destacan por incorporal el asistente virtual Bixby, cuya aparición es una de las principales novedades del mercado de asistentes de voz.
Por lo demás, y recordando que ya os hemos dado a conocer todas sus especificaciones tiempo atrás, cabe señalar la similitud y evolución en el diseño con respecto a los dispositivos anteriores de la familia. El Galaxy S8 cuenta con una pantalla curvada en los lados, y el mismo diseño también acompaña el aluminio del panel posterior hacia el bastidor lateral de metal, creando un diseño perfectamente simétrico entre parte delantera y trasera. Algo bastante único.